El Cosmos según Anaximandro de Mileto

La idea de Cosmos fue desarrollada por Anaximandro, discípulo de Tales de Mileto. Ha perdurado como tecnicismo hasta nuestros días, pero para entender su verdadero alcance es necesario establecer tanto los significados que surgen de esta idea como aquellos que incorpora.

Analizando la evolución semántica de κόσμος (kósmos) se obtienen los siguientes estadios:
a) Ordenación o disposición de cierta cosa (por ejemplo en la organización de un ejército o en un ornamento femenino - de aquí procede la palabra cosmética).
b) El orden del mundo - como aparece en textos de Empédocles y Eurípides.
c) El mundo como un orden - como aparece en Empédocles.
d) El mundo en general sin especial referencia a su estructura ordenada.
Este concepto tiene ya importancia desde el punto de vista ontológico tanto en a) como en b), aunque es en b) y c) cuando se convierte en un tecnicismo metafísico. La etapa d) tendría ya un interés puramente lingüístico.
Anaximandro habría dado el paso b) o c), el cual tradicionalmente se atribuiría también a Pitágoras.
Si el Mundo es un Cosmos queda abierta la cuestión de los modelos más adecuados para representarlo. Los modelos sociales son míticos, pero no lo son tanto los modelos mecánicos o los biológicos - aunque estos no dejarían de ser igualmente metafóricos.
Desde este punto de vista se podría plantear el origen de la Idea del Cosmos de la siguiente manera: si no se da b) como originaria, suponemos que procede de a) ¿Cuál es entonces el orden concreto (social, mecánico, bilógico) que sirvió de 'correa de transmisión'? ¿Acaso es posible transportar la noción de 'arreglo' implícita en a)? ¿Y en virtud de qué mecanismos puede decirse que esta 'correa de transmisión' pudo ser eliminada para ir más allá de la metáfora?

La Idea de Cosmos tiene fuentes rituales, políticas o míticas, pero no se reduce a ellas, por cuanto estas fuentes quedan absorbidas en la propia Idea de Cosmos.
Originalmente el concepto de cosmos significó orden y disposición de un ejército - aunque es insostenible justificar que el orden del Universo equivale a ver las estrellas como una suerte de soldados en movimiento. No toda la extensión de un significado es metafórico: si a partir de los dedos de la mano se cuentan árboles según los números dígitos, no por ello se reducen los árboles a 'dedos'. Sino que son los propios dedos los que quedan absorbidos en la Idea de los números dígitos, aunque esta provenga de la mano.
Por ello sería excesiva la interpretación que hace el antropólogo Jean-Pierre Vernant, según el cual el Cosmos de Anaximandro se reduciría a una suerte de emblema de la nueva polis, en la que el 'príncipe' ha sido sustituido por un equilibrio de fuerzas democráticas que se contrapesan - entorno a un centro, el ágora. Del mismo modo que los cielos giran entorno a un centro (la Tierra), que se mantiene ahí sin ser sostenida (Tales suponía que la Tierra se hallaba flotando en agua) más que por la compensación equilibrada del resto de fuerzas.
En cualquier caso es inverosímil que sea el ágora (el fuego central) la fuente inmediata del concepto de centro cósmico (la Tierra) en torno al cual giran los astros de Anaximandro.
No sólo porque estos son precisamente el fuego, sino porque la gran idea de que los astros giran entorno a la Tierra (recordemos que fue Anaximandro quien introdujo el círculo en Astronomía) proviene probablemente de la experiencia tecnológica de la rueda que gira en torno a su propio eje.
No se puede negar que el ágora central tal vez haya actuado de 'refuerzo'. Pero si que es necesario tener presente que Anaximandro asignó trayectorias circulares a los astros, no como cuerpos aislados, sino como fragmentos de gigantescas ruedas de fuego, envueltas por unas cubiertas o 'llantas' de aire.
[ Estas cubiertas estarían rasgadas en ciertos puntos y por ello el fuego continuo solo es perceptible como un 'globo igneo' discontinuo que, a su vez, se eclipsa cuando el revestimiento aéreo lo recubre. ]
La rueda ha sido por tanto el modelo tecnológico que ha servido a Anaximandro para hacer inteligible la continuidad (conservación) de unos astros que aparecen en el Cielo por el Este para después de ponerse por el Oeste. Entendiendo así que el hemisferio celeste visible sólo debe ser la mitad de una esfera completa.
Anaximandro utilizó un modelo que resulta, una vez purificado y eliminadas las 'ruedas' que lo hacían posible, muy próximo a las Ideas de Cosmos que mantenemos hoy en día.

En tanto que la Idea de Cosmos de Anaximandro se considera como un episodio central en el proceso de racionalismo metafísico, el punto esencial que de esta habría que tratarse sería la intersección entre la idea de Cosmos y la idea de Physis (como arjé, sustancia primordial). Ya que la idea de Cosmos se opone a la idea de Physis aproximadamente igual a como lo hacen la idea de Sistema a la idea de Historia, o la de Estructura a la de Génesis.
Se puede entonces pensar la Idea de Cosmos de Anaximandro como un testimonio de un racionalismo diferente al de Tales de Mileto. En cierto modo se podría decir que si Anaximandro ha podido introducir su gran concepto de Cosmos es porque opera desde la Idea de ápeiron (lo ilimitado). Es decir, desde un acosmismo germinal (aunque suene a paradoja), porque el Cosmos puede resultar siendo absorbido por el ápeiron.
El ápeiron difícilmente puede verterse en el molde del arjé - ya que no es una mera alternativa al Agua de Tales o al Aire de Anaxímenes. El ápeiron no se determina tanto en los elementos en sí, sino en cuanto al orden entre estos en un Cosmos. El Cosmos expresa la unidad metafísica del universo de las formas, pero no en términos genéticos (los del monismo de la sustancia) sino en términos sistemáticos (los del monismo del orden).
La Idea del Cosmos formula la unidad del mundo no como la unidad de formas que desaparecen (transformadas en otras, la unidad de la metamorfosis como en la tesis de Tales) sino en la unidad de las formas que aparecen (no de otras formas, sino del áperion) en tanto están presentes las unas en las otras según un orden, el Cosmos.
El Cosmos es entonces el sistema mismo que las formas determinadas deben mantener mutuamente entre sí para poder subsistir como tales - aún cuando hayan de acabar reabsorbiéndose en el ápeiron.
El Cosmos de Anaximandro es un proyecto de comprensión de la unidad metafísica del universo como unidad de las formas distintas y opuestas. Las cuales sin embargo se encajan mutuamente, adaptándose las unas a las otras según relaciones de sinexión - con lo cual puede interpretarse en este sentido su famosa formula de "lo uno en lo múltiple".
Una unidad sistemática, estructural, que se haya realizada en todos los campos, particularmente en el astronómico.

Anaximandro nos ha ofrecido así el primer modelo de universo cosmológico (la Esfera) ejecutado desde la inspiración de la Idea de una ley, de unas relaciones objetivas de naturaleza matemática.
La Tierra esta en el centro, pero no por ello es un cuerpo amorfo o con medidas aleatorias. Sus dimensiones estarán determinadas por la relación a las demás formas del universo. Anaximandro atribuye a la Tierra la forma de un cilindro cuya altura es un tercio de su diámetro. Estaría rodeada de anillos giratorios de fuego, situados según proporciones definidas. Habría tres anillos de fuego recubiertos por aire: el de las estrellas (que Anaximandro cree que se hayan más cercanas a la Tierra que el Sol), el de la Luna y el del Sol (es decir, el anillo por cuyas aberturas se nos manifiesta su fuego como globo solar).

Por último se puede decir también que el Cosmos de Anaximandro es un sistema de relaciones, de algún modo, dialéctico.
Ante todo porque estas relaciones, aunque son necesarias, objetivas y trascendentales a sus términos, no son eternas, sino que son una determinación legal de un proceso temporal, de desarrollo o evolución. [ Anaximandro incluso ha enseñado que los cuerpos humanos proceden de los peces, aunque lo explica de un modo muy diferente a como lo diría un biólogo actual. ]
Si en el sistema metafísico de Tales el mundo en su conjunto esta fuera del tiempo (tan solo cambian sus determinaciones, sustituyéndose las unas a las otras) el Cosmos de Anaximandro es necesariamente temporal. Sus términos no brotan unos de otros, sino del ápeiron. Solo pueden existir de un modo dado en él y por su propia mediación, aunque los términos tengan sus propios cursos (diacronía) coordinados con los demás. Por ello el Cosmos es, en su conjunto, un concepto histórico.
También se podría considerar dialéctico porque el sistema de términos y relaciones constitutivo del Cosmos es de tal naturaleza que las líneas de su desarrollo lo conducen internamente a su propia desaparición, a su reabsorción en el ápeiron.
Los anillos de fuego, el del Sol particularmente, mientras se mantienen girando según un orden, van determinando una evaporación del agua terrestre que terminará por desecar la tierra y recalentarla hasta que esta termine como el propio aire que envuelve los anillos. Una especie de 'muerte térmica del universo'. Usando una terminología moderna, podría decirse que el Cosmos de Anaximandro lleva en su seno su propia muerte entrópica, su desaparición mediante la conversión de todo en calor, en fuego.

En definitiva, el Cosmos de Anaximandro es un equilibrio (un orden, una entropía mínima), pero un equilibrio no estable - por no haber una perfecta y constante retribución de unos términos a otros. Por ello dirá Anaximandro que el mundo es injusto y que las cosas vuelven de nuevo al ápeiron según el orden del tiempo.




Texto extraído de:
Gustavo Bueno (1974), Anaximandro de Mileto, en La metafísica presocrática. Oviedo, España: Pentalfa Ediciones.

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