De la tragedia a la filosofía: la necesidad de la physis

A veces uno se cruza con libros, conferencias o artículos que resultan increíblemente esclarecedores.
A continuación quiero compartir uno de estos textos; una transcripción y resumen de un comentario realizado por Teresa Oñate durante una de sus clases de su Primera Serie de Didaskalía, impartida a sus alumnos de Filosofía de la UNED en 2001, y que se puede encontrar en el CD-ROM del libro El nacimiento de la filosofía en Grecia. Viaje al inicio de occidente.


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Todos los elementos de la filosofía se hallan ya en la tragedia.
Es más, podría decirse que el surgimiento de la filosofía se debió en parte al fracaso explícito de la tragedia en la siguiente cuestión: que es imposible desembocar en ninguna ley desde el punto de vista del juicio y del concepto.

Es decir, la tragedia nos muestra que no nos es posible sobrepasar el mundo de las costumbres y de las localidades. Ya que las máximas y las razones de cada parte (en un universo solo humano) entran en litigio de tal modo que no es posible inclinarse o preferir unas a otras.
De aquí es de dónde surgirá en Grecia la necesidad de la physis, de su 'descubrimiento'.

Aunque generalmente se crea que 'hay naturaleza desde siempre', esta es en verdad un descubrimiento de la filosofía griega. A partir de Grecia se comienza a entender a la naturaleza como physis: como una espontaneidad autolegislada que no recibe las leyes de los hombres y que es contraria a cualquier artefacto, producto y objeto generado por otros.

Este es un factor determinante para la experiencia de la tragedia, ya que en esta confluyen de manera sincrónica y sin eliminarse todas las dimensiones de la cultura griega.
En la tragedia la puesta en escena de las razones polémicas en conflicto llega a colapsarlas a todas. Esto se aprecia muy claramente en obras como la Orestíada de Esquilo.
En este relato ¿Quién tendrá la razón? ¿La saga masculina o la femenina? La historia nos narra como el rey Agamenón sacrifica a su hija Ifigenia para conseguir apaciguar a los dioses y ganar una batalla. Clitemnestra, al saber que han matado a su hija, traiciona a Agamenón haciéndose amante de Egisto, y asesinando al rey cuando regresa tras la guerra.
Orestes tendrá que vengar entonces a su madre, al padre con el trono ocupado por el amante y a la hija inocente.
Y su hermana Electra ¿A cuál de las sagas pertenecerá?
Solo Atenea y los dioses olímpicos son capaces de poner fin a esta situación.

Así, en tragedias como la Orestíada se demuestra que el conflicto de razones es tal que solo puede generar la venganza infinita. Ninguno de los puntos de vista de los implicados tiene primacía; todos ellos son razonables y defendibles, y por ello entrarán entre si en una colisión que Grecia denominará aporía.
El término se usa aquí en sentido literal como a-poros: cuando no hay pasaje, no hay respiración ni solución. Cuando no hay eleusis.
No hay salida del laberinto porque todas las razones (por ser razonables y defendibles) se anulan entre si.
Grecia no denominará a estas como doxa (opiniones), sino como endoxa: opiniones autoritarias y canónicas, aquellas que se hace estudiar a los niños y que son defendidas por los sabios, los expertos o la mayoría.

La tragedia pone a las endoxa en colisión absoluta, y esta es la única vía en la que surge la apuesta (una pregunta que es verdaderamente una apuesta) por la physis.
Deberá haber leyes no humanas que se den solamente en la subjetualidad crítica del humano (ya que sino volverían a ser dogmáticas) pues si no ¿Cómo rebasamos el conflicto de la guerra permanente entre las racionalidad defendibles?
Esta es la pregunta de la cual, a partir de la tragedia, nace la filosofía.

¿Por qué nos cuesta reconocer y comprender este hecho?
Esto se debe a que la reproposición socratico-platónica-cristiana posterior establece que primero se da un naturalismo (como si la physis fuera una naturaleza naturata) y que posteriormente surge la ilustración política y el paso de la naturaleza al hombre.

La experiencia griega funcionaría al contrario.
La crítica al mito es en verdad una crítica al antropomorfismo, a los dioses antropomórficos y al humanismo incapaz de encontrar legislaciones de paz en las que no entren en conflicto ni las libertades ni las preferencias.
Así se establece la filosofía de la physis como una superación del humanismo.

¿Quiere decir esto que la filosofía es contra humanista?
Aquí habría que contestar entonces con una nueva pregunta: ¿Acaso por declarar que el concepto es insuficiente se vuelve este irracionalista?
La respuesta es no, no lo excluye: parte de ello, del concepto, y lo establece como conditio sine qua non, pero aún así no es suficiente.

Este es el punto de partida: existe el hombre, con sus afectos, sus adversidades, sus pugnas y sus venganzas; pero esto no es suficiente.
O dicho de otro modo: existe el concepto, cualquier sistema mínimo de orden, y aún así no es suficiente.
Por lo tanto no queda más que considerar que aquí es donde comienza un ámbito de legislación superior. Que ya no será humano, sino que involucrará lo otro constituyente de lo humano. Y esto ‘otro’ constituyente de lo humano es aquello que la Grecia filosófica (de la physis, del lenguaje, de las leyes de la naturaleza y de las leyes del lenguaje dadas en la subjetividad) denominará lo divino.

Y aún así esto no es factura del hombre, ni lo hace el hombre, ni son instrumentos del hombre: más bien es constituyente del hombre. Y el hombre que no asume esta constitución, curiosamente, se convierte en un monstruo, en un super hombre o en una bestia, ya que deja de tener pertenencia política.



Clitemnestra titubeante antes de matar a Agamenón, óleo de P.N.Guérin, 1819

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